Del debate y los retos del día después

SON VARIADOS los cuestionamientos que se pueden hacer al "debate" nacional sobre el proyecto de ampliación del Canal. Para algunos no ha habido un verdadero debate, porque entienden que un debate es un torneo de ideas, un gran evento -preferiblemente televisivo-, en el que los oradores arremeten contra sus oponentes solo con argumentos, herramientas que están hechas de piezas de información poco conocida y operaciones conceptuales sofisticadas que sirven para influir sobre la percepción de un gran público espectador, que al final del día disfrutará del triunfo del que ha sido, sin ambigüedades, el mejor de los argumentos. Como esto no se ha dado, hay quienes sienten nostalgia del debate.

Lo que hemos tenido durante estos últimos seis meses puede parecerse más a una riña tumultuaria en la que, no solo ha habido intercambio de razonamientos y hechos, sino de diatribas, calumnias, mentiras, engaños, e insultos de todo tipo, impulsados por fuertes emociones que solo nacen de la certeza de que se pertenece a un grupo que está en contra de otro. Pero en medio del desorden y la ambivalencia de las palabras lanzadas o impresas, hay que rescatar algunos pocos hechos que en mi opinión dan motivos para sentir cierta satisfacción por nuestra incipiente cultura democrática.

Ha habido plena libertad para expresarse, nadie ha sido encarcelado o reprimido por emitir una opinión. Los medios de comunicación registran una amplia variedad en el espectro de opiniones, a pesar de que la estructura de un referéndum obliga a polarizar los argumentos en dos grandes grupos.

Hay los que dicen SI, los que dicen SI porque de veras creen que sí, los que sostienen un SI condicional, los que sostienen un SI a pesar de todo y de sus muchas dudas; y los que dicen NO porque no, los que dicen NO porque "ahora" no, los que dicen NO porque sus adversarios dicen SI, los que dicen NO porque, sin ser parte de los anteriores NO, se han quedado sin alternativas políticas.

Ha habido libertad para organizarse, son muchas las organizaciones que se han formado de manera espontánea para hacer campaña a favor del SI y del NO. Distintos estratos de la población en distintos lugares de la geografía nacional tomaron la iniciativa de presentarse como grupo en este debate y cumplir con las exigencias que el Tribunal Electoral sabiamente estableció al respecto.

Ha habido libertad para reunirse, son muchos los debates, los conversatorios, los intercambios que se han producido en un sin fin de eventos, en todas las provincias, con personas que tienes las más variadas ocupaciones y que pertenecen a una amplia gama de grupos etéreos.Nadie que ha querido reunirse, asistir a una reunión a que ha sido invitado, o bien, organizar un evento, ha encontrado obstáculos para hacerlo que provengan de los aparatos del Estado, o de siniestros grupos para-Estado.

Es cierto que todas estas cosas las hemos hechos con los recursos con que contamos dentro de nuestra cultura de aprendices de la democracia, lo que implica cierto margen de torpeza y error. Donde ha faltado un poco de equilibrio y sosiego, tenemos la oportunidad para aprender y mejorar. Donde han surgido actitudes equivocadas, tenemos la obligación de corregirnos y madurar.De las informaciones que publican las encuestas, queda claro que el proyecto de construcción de un tercer juego de esclusas será aprobado por la ciudadanía por un amplio margen este domingo. También queda claro que esta no es una victoria de un grupo sobre otro, pues al final todos serán parte del país que cosechará los frutos de los trabajos de la ampliación.

Quizás lo más importante que nos dejaron estos meses de debatir sin que hubiera "el debate", es la conciencia de que este país necesita hacer un esfuerzo especial para consolidar sus instituciones. De esas instituciones depende la legitimidad de las autoridades, el control sobre las decisiones que toman, los servicios y prestaciones que reciben los panameños y panameñas de todas las edades.Un proyecto con las dimensiones que tendrá la ampliación del Canal, por la incidencia que tendrá sobre las vidas de una buena parte de la población, por los dineros que moverá, por los recursos naturales que impactará, por las consecuencias financieras que implica, por los intereses que están en juego, nos obligará a tomar conciencia de que no se puede aspirar a los réditos del progreso al margen de la construcción de un Estado democrático constitucional de derecho.

"Consolidación institucional" es el gran proyecto de la nación panameña y que servirá de base al buen éxito de la construcción de un tercer juego de esclusas. La institucionalidad que el país necesita no es cualquier institucionalidad, ciertamente no la de tipo autoritario o ambivalente, sino una de carácter democrático y participativo, pues ahora más que nunca necesitamos de una musculatura institucional para enfrentar los enormes retos que vienen.

Si la clase dirigente (no digo ya política, porque los tomadores de decisiones importantes y los que influencian o apoyan las decisiones cruciales que se toman en el Estado no necesariamente son miembros directivos de los partidos) se comporta de una manera ambigua o resistente a la consolidación de la institucionalidad democrática, entonces a la clase pensante no le quedará otra que hacer el papel de Cassandra, o el de Jeremías, pues ya no será cuestión de advertir sobre los posibles males que puedan sobrevenir, sino más bien de augurarles el fracaso final de lo que no han sabido conducir cuando tuvieron la oportunidad de hacerlo.

El país, la gente de este país, ha apostado por un futuro mejor para todos y no por el beneficio de unos pocos. Un futuro mejor para todos es claramente una visión en la que no hay pobreza ni miseria; no hay excluidos, ni discriminados; no hay niños desnutridos, ni abandonados en instituciones, y las oportunidades de desarrollarse plenamente como seres humanos cuenta con el decidido respaldo del Estado y la sociedad.Cualquier desviación respecto de este guión, cualquier incumplimiento de este contrato, no está demás recordar, será severamente sancionado.
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El Panamá América, Martes 17 de octubre de 2006